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Ejercicio de la clase de comunicación. Primero teníamos que leer un libro, (yo escogí Harry Potter) y luego haríamos un cuento alterno tomando ciertas características del original.
MAGOS & CAZADORES
Un
niño que vivía nació en la ciudad de New York queda huérfano a causa de la
muerte de sus padres en un accidente de carro cuando él era apenas un bebe y así
termino en un orfanato y ya pasados 11 años seguía en el mismo lugar y no era
porque nadie quería adoptarlo sino que era un lugar horrible en donde los
mantenían para trabajar.
Por
eso una noche él y otros niños deciden escaparse, crean un plan, roban una
llaves, bajan las escaleras, abren la gran puerta y sin mirar atrás corren,
corren como si su alma dependiera de ellos, Sebastián, escucha como son
descubiertos, no tendría tiempo de huir, no había donde esconderse, le empezaba
a faltar el aire, cierra los ojos deseando poder huir y corría más rápido a la
velocidad que sus piernas le permitían. Siente como se eleva en el aire y el
viento lo impulsa, cuando abre los ojos se encuentra en una de las calles de
New York, confundido y algo mareado trata de entender lo que sucedió, ya no
estaba en el terreno perteneciente al orfanato, ¿cómo? ¿qué haría ahora que
cumplió el objetivo de desaparecer?, una tienda llama su atención, era una tienda
de magia, tenía cartas, sombreros, conejos, capas, relojes, anillos, grandes
cajas, todo lo que se podía llegar a imaginar estaba ahí.
Sabía
un poco de lo que era la magia, lo había leído en algunos libros viejos que
tenían, pero se quedaban cortos con ese lugar. Por curiosidad y no tener a
donde ir entra y mientas más avanzaba encontraba objetos extraños, calaveras,
frascos, cajas pintadas, hasta animales como búhos, serpientes.
-¿Qué
es lo que buscas, muchacho? – una voz grave desde el fondo del pasillo le
pregunta
-Emm
nada- acercándose para ver el rostro del
hombre que le hablaba
-¿Qué
haces aquí? – era más joven de lo que su voz reflejaba -si no vas a comprar
nada, vete
-yo
solo…, no tengo a donde ir
-¿esto
parece albergue para niños? - molesto rompe el periódico que tenía enfrente, despertando
al cuervo que dormía a lado, Sebastián salía de la tienda cuando lo detuvo- ¿Tú
no te pareces a ellos?, ¿Cuál es tu
nombre?
-Sebastián
-Dime,
¿te gusta la magia Sebastián?. Nadie llega de casualidad
-..Si
-Bueno,
te enseñare si trabajas para mí, el último chico trato de robarme, creo que no
te gustaría tener la misma suerte que él
Sebastián
sintió unos escalofríos pero pensaba que quedarse ahí era mejor que regresar al
orfanato.
-Mi
nombre es Ridley
Durante
medio año, Sebastián trabajaba en la tienda todo el tiempo menos cuando dormía,
nunca pensó en conocer personas tan extrañas, mucho más extrovertidos que la
apariencia de Ridley, todos ellos se hacían llamar magos, los magos de Munich.
Sebastián se gano la confianza del dueño y le regalo un libro para que empezara
a aprender magia, lo leía todo el tiempo, hablaba de hechizos sencillos,
posiciones, el origen de la magia. Cada semana llegaba un tipo tenebroso a
recoger unos frascos, lo que le hacía estremecerse era la mirada que tenía con
su ojo de vidrío.
-¿eres
nuevo?- le dice un pelirrojo, llegando a la tienda
-Creo,
soy Sebastián
-Yo
soy Trevor, debes de ser estudiante de Ridley.- golpeando levemente un frasco
-¿Estudiante?,
-Cuídate
de los Kizhi, trabajan para Marcus. – lo
interrumpe viendo a un grupo de personas que los miraban desde afuera
-¿Quién
es Marcus?
-Un
mago que usa la magia oscura, debes de tener cuidado, Ridley tiene algo que le
pertenece- Trevor tomo un baúl tallado en madera con escritos extraños.
-Trevor,
lleva a Sebastián a pasear, a trabajado muy bien, se lo merece- dice Ridley
Sebastián
nunca había salido de la tienda desde el día que llego, y no tenía necesidad de
hacerlo, estar en ese lugar comparado al orfanato le parecía perfecto.
Trevor
y Sebastián iban corriendo por las calles hasta llegar a una estación del tren
abandonada, había varios adolescentes ahí con la misma apariencia de Trevor.
-¿Qué
hacemos aquí? ¿Quiénes son?
-Ya
veras, - se reúnen con un grupo y ven que dibujan signos en el piso con gis,
pintan las paredes mientras escuchan música.- luego en el aire empiezan a
murmurar algo y avientan un polvo al aire, el polvo se vuelve en fuego y crean
remolinos… y desaparecen.
Eran
los magos de Kizhi, que levantaban la manos para desaparecer el fuego.
-¿Qué hacen aquí?-Trevor
-Queríamos conocer a tu nuevo amigo- dice un joven de
cabello rubio- veras hay personas que te convienen más que otras
-Me
parece que estoy bien- Sebastián poniéndose firme, era valiente y defendía lo
que lo que pensaba sin importar las consecuencias
-Tranquilo,
será en otro momento
-No
les hagas caso, solo quieren molestar- Trevor
-¿ustedes
quienes son?
-¡Magos!
¡como tú!
Cuando
Sebastián regreso le pregunto a Ridley todo ese asunto sobre Marcus pero no le
contestaba fingía que no lo escuchaba mientras limpiaba unos espejos. Cuando
estaban cenando Sebastián insistía
-Debes
de entender que hay magia, tu la haz visto, y te estoy enseñando pero no toda
la magia es buena, hay personas que la usan para el mal, y esas personas son
como Marcus, ahora, tú tienes un don, me lo han dicho las estrellas, tienes un
poder que algunos querrán robar. Sigue comiendo, que mañana te seguiré
enseñando
Al
día siguiente
-¿Es
cierto que existen todas estas criaturas?
-Sí,
al menos.. pero… no aquí en la ciudad, me temo que tendremos que irnos por un
tiempo.
Así
fue, Ridley cerro la tienda y se fueron de la ciudad al campo.
-Vamos
a ir a un lugar, que te gustara mucho, una escuela de magia, esta lejos de las
grandes ciudades, es una pueblo en donde solo las personas como nosotros
podemos ir
Sebastián
no entendía nada de lo que Ridley decía pero por un lado se sentía feliz de ir
a un lugar donde aprendería magia.
Cuando
llegaron, Ridley insistía en no cambiar su atuendo negro aunque estuviera
hirviendo ese día, en lugar de maletas, llevaban baúles, lo que complico el
transporte a la escuela.
Sebastián
tenía clases de todo tipo: historia, pociones, ruinas, adivinación,
transformación, entre otras, se preguntaba el por que de una escuela de magia,
Redley le contesto que había una sociedad de magos la cuál estaba invisible
para los que no tenían magia y que él a diferencia de ellos prefería estar más
tiempo y comercializar con los no magos.
-Yo
tengo una piedra que me heredaron, es una piedra muy poderosa
-Marco
la quiere
-Si…
hay algo que eh estado ocultando, tus padres no murieron en un accidente fueron
asesinados porque querían llegar a ti
-¿a
mi?
-Si,
por tu magia
-¿Quién?
-Marcus,
pero es suficiente quien luego convirtió
Sebastián
seguía siendo amigo de Trevor, todos los chicos que vio en la estación de tren
estaban ahí, tenía también una amiga llama Isolde, era muy inteligente y los
superaba a ambos en hechizos. Después de un tiempo se dio cuenta que los
maestros murmuraban a su espalda, le era indiferente hasta que una tarde uno
trato de matarlo y el día termino con la confesión de Ridley diciendo que él era
un cazador de monstruos. En ese momento la mente de Sebastián había sido
aclarada, Ridley lo necesitaba para atrapar a magos peligrosos, no era solo un
tutor sino su maestro, y las criaturas en el libro para su sorpresa todas
existen.
-Es
de locos- Trevor
-Si
pensamos en las circunstancias no es de locos- Isolde
-como
sea, ¿ahora que harás?-Trevor
-Atraparlos
con Ridley, ¿no les parece emocionante?
-Pero
es peligros- Isolde
-Yo
voy contigo- Trevor la interrumpe
-No
estoy seguro, nuestro objetivo es Marcus
-Es
el mismo objetivo de Ridley desde que nació- Isolde
-La
semana pasada atacamos una bruja que robaba estrellas para hacerse joven, dice
que en el pueblo cercano hay un elite de vampiros, pero Marcus es el más
peligroso de todos
Isolde
y Trevor lo acompañaron a la caza de vampiros, fue más divertido que ir solo
con Ridely, pero le advirtió que no irán con ellos siempre porque a veces suele
ser muy peligroso y todavía son muy jóvenes.
Wallace
los escucho mientras Sebastián, Trevor e Isolde hablaban sobre la anécdota de
días anteriores, Wallace le informo a Marcus sobre la preparación de Sebastián
y la probabilidad de que fueran a buscarlo.
Cuando
el ciclo de escuela termino, Sebastián ya era otro, para divertirse lanzaba
bolas de fuego en la noche y formaba estatuas de agua. Un día cuando empacaba
sus cosas para regresar a la grande ciudad, un señor con el ojo de vidrio
estaba ahí esperándolo.
-¿Dónde
esta Ridley?
-Tienes
que venir conmigo, Marcus quiere verte
Sebastián
no puso resistencia alguna porque quería conocer al nombrado Marcus, se subió
en un carruaje rojo oscuro, y una especie de caballos tiraban de el. Llegaron a
un bosque, no había señal de vida cerca, solo la de Marcus
-Debes
de ser más cuidadoso e inteligente Sebastián
-¿Tú
mataste a mis padres?
-No,
quien lo hizo fue…- se quedo paralizado, Ridley estaba ahí, lo había planeado
todo cuidadosamente con ayuda de Sebastián.
Marcus
quedo atrapado en una piedra de cristal color roja, Sebastián exhausto la toma
para quebrarla pero Ridley lo detiene. Cuando regresaron a la tienda, había un
cuarto en la esquina donde no tenía permitido ir, decidió a espiar a Ridley y
deseo no haberlo visto con muchas piedras de cristal acomodadas en un altar.
-¡Sebastián!
– con su voz más grave que nunca, estremecedora y furiosa al descubrirlo
-No
puede ser- asombrado ve como Ridley cambia de estructura de cuerpo pareciéndose
más a un monstruo, con cuernos en la frente como un dragón y ojos grandes
amarillos, unos colmillos grandes y filosos salían de su boca.
Todo
esto había confiado en la persona equivocada, nada es gratis, todo tiene un
precio, y lo que él tenía que pagar era su magia. Así como corrió al salir del
orfanato, corrió y corrió para salir de la tienda pero la salida se hacía más
lejana mientras corría más.
No
existe magia oscura y magia blanca, solo personas como nosotras, con poder,-
escuchaba mientras trataba de huir- Marcus era exactamente un cazador como yo,
únete a mi
-¡no!,
-la
piedra esta dentro de ti, dámela y seré inmortal y tú puedes serlo conmigo
-¡no!,
-los
cazadores valemos mucho más que todas las criaturas del mundo
-nunca,
- se voltea y lo enfrenta pensando en desaparecerlo, Ridley exclamo una
carcajeadas y la frase “te encontrare”
pero fueron las últimas pues Sebastián ya no se encontraba ahí.
Sebastián
ahora se encontraba en una playa, podía oler la brisa del mar salado, sentir el
sol pegando fuerte sobre su rostro, voltea hacia los lados desorientado hasta
que ve una tienda de magia, muy al estilo playero, con curiosidad y sin tener a
donde ir ….. decide entrar.
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